Does anyone here speak spanish?

Does anyone here speak spanish?

I just finished writing a short story and would like to hear some input on it.

i'm sorry i don't have an english version, i'm a native spanish speaker so yeah. i guess i could translate it, but it wouldn't be the same and i'm not 100% fluent in english anyway

honest writing advice is also welcome, even if it's harsh.... i would try to be as open to it as possible even if it hurts my pride, lol

pic a bit related

Other urls found in this thread:

youtu.be/bKkfGG9q32c
twitter.com/NSFWRedditVideo

Post it, I'll read it and tear you a new one.

Yo lo hablo. ¿Quieres que te den opiniones sobre tu historia?

no, i don't. sorry.

Yo lo se, postalo

Is it like La cabina?

youtu.be/bKkfGG9q32c

OP acá. Acá va el texto, le corregí unas cuantas cosas.

Ojalá les guste aunque sea un poco mis amigues ~ (sí, soy mujer)

El cuento se llama "Tras el cristal". aquí va:

Mi nombre me es desconocido, al igual que mi edad; de mí misma y mis características físicas poco podría contar. Sé que soy una adolescente -ciertos detalles corporales así lo evidencian-, mas ignoro si estoy en la cúspide de esta etapa o voy ya de salida. Mi experiencia es limitada, y mis nociones poco claras.

Lo único que podría afirmar, sin embargo, es que me hallo rodeada desde que tengo memoria por una especie de cristal irrompible: bien puedo haber yo nacido dentro de esta vitrina o haber sido trasladada durante mis primeras horas de vida. Ignoro por cierto el objeto de tenerme acá encerrada -pues presumo que debe tener algún objeto- ya que no percibo en mí ninguna particularidad que pudiera justificar la exposición morbosa, si bien jamás he contemplado mi rostro más que en vagos destellos ocasionales del cristal.

Diferentes personas suelen entrar y salir a diario de aquí: me miran un rato y luego se van. De pronto uno que otro muchacho se queda absorto en la contemplación; me indican con el dedo, dicen algo a sus padres o compañeros, quieren entrar a mi espacio. Palpan el cristal. Pero no tardan en convencerse de que es estéril, esta celda está muy bien asegurada. Ninguno ha intentado dar la vuelta por los costados; por el costado derecho, que es donde se encuentra una pequeña rendija por donde el hombre (¡ni siquiera mucho mucho podría decir sobre aquel hombre!) que dirige esta exhibición me traspasa día a día lo necesario para mantenerme: un cóctel de pastillas y un líquido insípido que me nutre sin satisfacerme. Hasta hace unos años consumía alimento, pero ya no se me da más que aquello. En fin; ninguno ha intentado buscar esta rendija, por la que podrían introducir al menos la mano y tal vez intentar forzar el cristal. Claro qué, que razón tendrían.

Hay otras celdas-vitrinas por acá, dispuestas exactamente al límite de lo que mi visión hacia los costados me permite ver. Los visitantes a veces se dirigen a ellas primero, luego a la mía; a veces vienen primero a la mía y luego hacia la de ellos. Miran también con mucha atención. Hasta hace algún tiempo yo por cierto que me mantenía curiosa con respecto a mis compañeros, si he de llamarlos así; deseaba ver sus celdas, cómo eran, quizá para entender también el por qué habían sido elegidos al igual que yo para permanecer cautivos en este lugar, qué clase de peculiaridades tenían y así poder entender quizá también un poco más sobre mi propia naturaleza: pero finalmente acabé por abandonar tales aspiraciones. Todo estaba muy bien dispuesto para que yo no pudiera ver más que una ínfima parte, y no había forma de modificarlo. (sigue)

(sigue) Hasta hace un tiempo también, que calculo algo así como unos cuantos meses, aunque ya podría ser bien un año (conté los días durante un tiempo, anotando un punto sobre cada día que pasaba en el suelo; pero un día me olvidé de hacerlo, y hasta ese entonces no lo hice más) solía venir hasta acá un muchacho particular; un niño que a medida que fue pasando el tiempo no era ya tampoco un niño pequeño, pero sin llegar a ser adulto como sus padres o el resto. Tal vez tuviésemos la misma edad; él me visitó durante mucho tiempo. Era, de hecho, más bien pequeño al principio.

Sus visitas marcaban la pauta de mi día, de cierto modo. Le daban un sentido a la rutina. Me levantaba, me lavaba, vestía y recibía mis pastillas por la rendija; me paseaba todo el día de aquí y allá mientras venía otra gente, esperando la hora en que él llegara. No sabía por qué lo esperaba. Creía que tal vez podía deberse a que fuera mi único visitante constante, detalle no menor para quien lleva una vida tan solitaria. Mas con el tiempo me fui convenciendo de que en realidad llegué a apreciarlo por otra cosa, creo que llegué a encariñarme en particular con él; pensaba bastante en el por qué de sus razones, en el si acaso el veía algo más aún en mí. Al parecer, era el único para el que cumplía bastante bien el propósito de causar impacto. Se quedaba mirándome en silencio. De pronto se daba cuenta que yo también estaba muy concentrada mirándolo, y sonreía; y yo sonreía. Su sonrisa era discreta e inocente. Sus dientes perfectamente blancos, si bien nunca los mostraba del todo.

Desde la primera vez que lo vi me llamó la atención su singular apariencia: pálido, delgado, de rizos rubios -casi blanquecinos- pero ojos oscuros. Mirada profunda. Dejaba entrever, no obstante, cierta timidez; o al menos yo lo sentía así, cuando tras un largo rato mirándonos se ruborizaba, y apartaba la mirada como si lo hubiese incomodado al corresponderla. Pero pese a que dudaba en esos momentos, y yo sabía que se sentía de algún modo incómodo, y quizá hubiese preferido haberme continuado mirándome sin que yo lo supiera, no se marchaba; tras vacilar un instante, se sobreponía de algún modo a sus pudores y retomaba el contacto. Ambos nos reíamos cuando volvía a hacerlo. Pronto dejó ya de avergonzarse de su propia conducta, y dejábamos ambos simplemente fluir tranquilamente nuestra muda conversación.

Era más bien pequeño, como decía, cuando comenzó a visitarme, mas claramente fue creciendo conforme fue pasando el tiempo; es difícil precisar con exactitud el punto en que el cambio se volvió evidente, ya que éste es por definición paulatino pero constante; puede que él hubiese ido cambiando un poco cada día, pero estas cosas le pasan inadvertidas a quien no tiene por pretensión dar cuenta de ellas. Y yo ciertamente no la tenía en aquel entonces.

Un día, recuerdo, me sorprendí al darme cuenta que su estatura superaba por mucho la inicial, pues debía mirarlo ya casi para arriba, y un signo que había dejado marcado en el cristal ya le quedaba muy por debajo; nuestra correspondencia ya era, de algún modo, asimétrica y yo me sentí de algún modo extraña por esto. De pronto me animé a marcar el cristal cada tanto, para ir viendo como iba creciendo; y, ¡vaya que lo iba haciendo! Al final, su estatura había aumentado por casi lo equivalente al largo de uno de mis dedos. Pero en cuanto a mí, ¿qué tanto había crecido? De eso no podía dar cuenta. No tenía forma de medir mi estatura. De hecho, ni siquiera de saber cómo eran mi rostro y sus facciones. Me sentía algo cambiada, pero de todas formas, mi única certeza era que mi crecimiento no iba a la par de mi compañero.

Un día en que nos quedamos contemplándonos con interés particularmente vivo, noté que su juvenil mentón no estaba ya completamente libre de vello, sino que le iba asomando un poco por el centro: aquel fue el indicio definitivo de que ya iba dejando decididamente de ser un niño. Los niños no tenían vello, ninguno lo tenía mas que los adultos.

Nada de esto me impresionó tanto, sin embargo, como la forma en la que fue cambiando el modo en que me miraba; me fue pareciendo que cada vez su mirada iba perdiendo esa inocencia que me había resultado característica, esa torpeza que me resultaba tan graciosa; pues en un comienzo sentía que su visitarme era un acto completamente desinteresado y casi sin objeto, no lo sentía consciente de mucho. O de nada. Me miraba deslumbrando cómo no sabiendo el por qué, queriendo descubrir qué o quién era y no acabado nunca de encontrar algo que le resultase curioso o nuevo; pero eso dejó de ser así, pues pese a que seguía visitándome el influjo no parecía ser tan poderoso. A veces miraba su reloj y conversaba con el resto de los visitantes. Ya no me reclamaba para sí como antes - que solía espantarlos hasta con rabia para que únicamente estuviésemos nosotros dos. ¡Qué lástima no haber podido nunca oír su voz! Podría haber dado cuenta quizá del cambio en términos de ella; ¿cuán grave o aguda habrá sido? ¿qué habrá conversado en los últimos días con el resto de la gente, esa gente no interesante, esa gente que sigue viniendo pero cuya presencia no me resulta de ningún modo estimulante?

-x- La forma en la que se vestía fue cambiando. Ya todo lo había cambiado por versiones más sobrias; venía además siempre con un montón de cargamentos: mochilas, maletines y carpetas. Se le notaba atareado. Sus últimas visitas duraban no más de media hora, y se sentaba a veces en una silla que había dispuesto con ayuda de otra persona. Pero me miraba como aburrido. Y miraba su reloj. Siempre miraba reiteradamente su reloj.

Hasta que un día llegó el día en que ocurrió lo que no pensé que ocurriría: marcaron las doce y veinte en las manillas del pequeño reloj de mi celda-vitrina (hora en la que él comúnmente venía), pero no llegó de inmediato como solía. Y marcaron las doce y veinticinco, las doce y cuarenta, la una. Él no llegó. Lo esperé toda la tarde y no apareció; y ninguna otra visita tuvo sentido, y me sentí como si me hubieran asestado de pronto un golpe sin darme tiempo para reaccionar, arrancándome lo más propio de mí. Me sentí vacía, confusa.

Recuerdo lo mal que dormí esa noche; no paraba de pensar en qué le habría pasado, en el motivo de su ausencia. Comencé a darme cuenta de que lo quería. La costumbre es algo muy interesante, algo que a veces nos lleva a pasar por alto lo que suele estar presente en nuestras vidas, creyendo que siempre estará allí; pero cuando se interrumpe esta rutina es cuando quedamos a la deriva, sin saber qué hacer ya sin lo que antes ignorábamos nos era tan necesario. Yo me sentí así, desolada. Pero más temía (y sigo temiendo) por él que por mí: sigo pensando: ¿qué le habrá pasado?. ¿Es que seguirá estando vivo, o le habrá reclamado la muerte tan de pronto, y de ser así, de qué forma? ¿Le habrá ocurrido de forma violenta o lo habrán reclamado de pronto seres mejores, de alguna otra parte del mundo, queriendo llevarlo consigo por haberle tenido dispuesto un mejor destino?

Me levanté los días siguientes pensando, esperando que su falta se hubiese debido a algún motivo fortuito, a alguna causa desconocida pero que sería tan sólo una excepción; una excepción de un día. O de unos cuantos días... quizá. Me traté de hacer creer a mi misma que podría haber necesitado viajar a algún lugar, por algún motivo de imperiosa necesidad, por unos días, pero que tarde o temprano volvería.

Mas lo cierto es que siguieron pasando los días, las semanas y finalmente los meses, y mi visitante especial no volvió. La hipótesis del viaje comenzó a mostrarse poco factible, y finalmente terminé por asimilar -si bien no completamente- el hecho de que ya no habrían más visitas regulares, pero a orientar mis esperanzas hacia la idea de que pese a la interrupción de esta rutina a la que me había acostumbrado, vendría eventualmente a verme siquiera por una última vez; en razón de la nostalgia, o simplemente para zanjar el asunto con una debida despedida. Mas él nunca volvió.

>sí, soy mujer

LONDRES
O
N
D
R
E
S

-x- Y aún hoy aquí me hallo, enclaustrada entre estas paredes que he comprobado infranqueables, tan confundida y dudosa sobre todo y sobre mí misma como siempre, pero ahora además aturdida por el recuerdo de mi antiguo visitante y las dudas acerca de éste; su imagen no me abandona y constantemente la recreo, divagando o en sueños. Y aunque aún no pierdo por completo la esperanza de que algún día vuelva, he de admitir que ya me cuesta mucho creerlo.

Las dudas acerca de mí misma se complementan con las dudas sobre él; nunca he sabido quién soy ni por qué estoy acá, ¿qué es lo que resulta tan particular en mí, como para que alguien haya decidido exponerme como un fenómeno?. Y, ¿por qué solía llamarle tanto la atención en particular a él, como para haber creado una rutina de visitas que en última instancia abandonaría, dejándome más desolada que antes y sólo con una estúpida esperanza que cada día me parece más vana?

Otra gente sigue viniendo. Pero nadie me mira con tanto interés; no soy más que una entretención secundaria para ellos, que vienen tras haber visto los otros puestos, para luego irse sin llevarse, ni dejarme una gran impresión. No hay conversación entre ellos y yo.

Abatida por la monotonía, he comenzado a dormir más por las mañanas, y a acostarme más temprano. Las horas de vigilia han llegado incluso a ser considerablemente menores a las que paso dormida; ya no me molesta dormir incluso hasta bastante después del mediodía, al no tener mucho más en lo que gastar el tiempo.

Algunas veces soñando logro captar algún tipo de visión. La mayor parte del tiempo son imágenes sin mucha coherencia, o esbozos de alguna idea rudimentaria que olvido con rapidez; sin embargo, la noche del día de ayer soñé algo que me ha quedado dando vueltas y vueltas por la cabeza.

lol

(sigue) Me soñé libre; al principio caminando por un espacio blanco, prístino, que luego se tornaba una calle repleta de gente. Caminaba y al poco rato me percataba de que no era ya yo, si no otra persona; y, no era de hecho ya una mujer, si no un hombre. Caminaba a paso decidido por la calle, haciéndome paso entre los transeúntes y los puestos de comercio, los vendedores; caminaba hasta llegar a un punto en que veía un cartel que indicaba una intersección que era la que estaba buscando. Doblaba, pues, por ella y dando unos cuantos pasos más llegaba hasta una casa de imponente fachada.

Me recibía un hombre gracioso, vestido con un sombrero pomposo, un traje de algo así como un arlequín y un bastón, con el que indicaba a los demás las locaciones de los personajes sobre los que le preguntaban, mientras que otros pequeños hombres se reunían alrededor de él, haciendo piruetas y bailando. Yo me quedaba estático en la entrada un segundo, tras luego preguntarle donde estaba lo que yo estaba buscando.

Y el hombre me miraba con una expresión seria, para luego mirar a sus hombres; y estos me miraban, se encogían de hombros y no decían nada. El hombre, entonces, simplemente me indicaba hacia el fondo con el bastón, pero como dudando y precaviéndome, con su indecisión, que quizá no fuera lo que esperaba. Lo de siempre.

Aún algo impactado por esto, avanzaba hasta el fondo, por medio de un corredor, repleto de celdas y seres extraños, de gente agolpada mirándolos.

El último -al parecer, el que estaba buscando- parecía estar sin embargo vacío. No había en ella más que una cama no muy amplia, un montón de cajas esparcidas por doquier y un reloj detenido a las doce y veinte. Pero al principio no me pareció que hubiera nadie.

(sigue)

Cuando estaba casi dispuesto a irme, tan sólo, fui que me di cuenta que yacía un pequeño cuerpo tendido a los pies del lecho; pero, con la cara tapada por un velo que impedía observarla con nitidez, sólo pude notar que tenía los ojos cerrados. La cubría una bata celeste, como de terciopelo, y sus rubios cabellos estaban tomados por un moño. Llevaba los pies descalzos.

Más allá de eso, no percibí ninguna señal de vida en aquel cuerpo; y, tras esperar un buen rato para constatar de que -en efecto- no respiraba, ni se movía, ni estaba de ningún modo viva, me retiré, volviéndome por la misma ruta que había seguido.

Eso es todo.

Si pueden darme algún comentario, crítica constructiva, consejo, lo que sea, lo apreciaría bastante. No tengo amikos irl a quiénes preguntarle. O bueno... tengo algunos, pero no sé si sea tan estimable lo que me puedan decir, más allá de si les gustó o no xD

Gracias

Hm, interesante, escribes bien. Aunque no sentí que el concepto de la historia esté bien establecido, me gustó.

Perdón por no decirte más, pero tampoco soy un crítico literario.

MEXICO
E
X
I
C
O

El final me ha parecido un poco anticlimático pero me ha gustado. No sé cuánto tiempo llevas escribiendo pero se te da bien, sigue con ello.

no importa, gracias por tu opinión :)

Sí... de hecho, eso fue lo que traté de arreglar en la tarde. Al principio lo había terminado sólo en el momento en que se daba cuenta que el niño no volvería, luego le agregué eso. Pero bueno, mañana quizá lo relea y lo arregle un poco

gracias por el comentario. y siempre me ha gustado escribir, pero antes lo hacía sobre temas muy.. típicos adolescentes, la verdad creo que lo que más me cuesta es salirme de eso jaj.

>una adolescente
dropped

sé que esto es Veeky Forums pero este comentario me parece un poco extremo hasta para este lugar

aunque tampoco me sorprende por lo mismo

Será porque hace rato que no leo ficción en español, pero no entendí el final del cuento. Igual de todos modos esta bien escrito.

Estuvo bien, pero todavía no es publicable.

Seguí leyendo y escribiendo mucho, que vas por muy buen camino, considerando que sos adolescente.

Mis críticas:

- aunque me gusto la instrospección, creo que debería ser más de "mostrar" y menos de "decir"

- repetitivo de a ratos

La trama y la idea me gustaron bastante, en especial la segunda parte, del sueño al final, pero tienes que pulir tu prosa, eliminar las palabras que estén de más, simplificar expresiones para hacerlas más contundentes, y purgar muletillas. Tiene que tomar un mejor ritmo la prosa, usa la sintaxis y la puntuación para esto, leelo en voz alta.

El final es muy ambiguo pero creo que eso le da más poder al cuento, pero tal vez, tal vez convendría hacerlo más concreto con foreshadowing, o usando un lexico que haga intuir al lector que algo no anda bien en la historia (usar términos más de muerte sin usar directamente la palabra muerte). Aún más: usa palabras que hagan de tu voz narrativa algo más concreto. No significa que lo hagas un animal específico o algo así (me imagino que es un animal enjaulado en un zoologico), sino que, aunque él mismo no sepa qué es, se intuya por su léxico (por ejemplo, una serpiente usaría más palabras con s, o algo así). Caracteriza a tu personaje por medio de su vocabulario, no de la exposición de su narrativa.

Te felicito por el cuento, disfruté leerlo, y sigue escribiendo, este cuento tiene mucho potencial.

Ah, y no uses tanta voz pasiva (es desconocido, etc).